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Analizando el diseño lingüístico de las historias audiovisuales

Protagonista hasta en el título

Alguna que otra vez el nombre propio de un personaje no se muestra relevante para que otro personaje o los espectadores se interesen por él. Se me ocurre Grogu (también conocido como baby Yoda) de The Mandalorian, a quien en los capítulos iniciales se le llamaba “niño” o “recompensa”. Sí tendrá mucha carga simbólica que con el tiempo adquiera un apellido.

Ahora bien, en general suele ser importante recordar el nombre de un personaje. Como ya expliqué, en primer lugar, es esencial para que el público se sitúe en la trama y pueda establecer cierto vínculo. Un ejemplo de nombre bastante recordable es el de Roberta Luna, la joven medio protagonista de La otra mirada (2018-2019).

Títulos con el nombre de un personaje

Si una serie o película cuentan la historia de un personaje o un episodio de su vida en particular, a menudo su nombre es el título de la obra. Es muy habitual en las producciones históricas o de superhéroes. En bastantes sagas, lo que diferencia cada entrega es el subtítulo que acompaña al nombre del personaje. Como no siempre protagoniza una sola persona, puede titularse con el nombre de esos dos o más personajes.

En ocasiones, el nombre propio es común entre la población, así que frecuentemente lo acompaña su apellido o mote para especificar. En otras, el sobrenombre resulta peculiar. Por ejemplo, la protagonista de Elsbeth (2024-) es tan única como su nombre. Asimismo, Anne with an E (2017-2019) enfatiza cómo se escribe su nombre preferiblemente, un énfasis que también caracteriza al personaje que se llama así.

Cabe mencionar Amadeus (1984), que no es un biopic como se esperaría y que elige la versión latina de uno de los nombres de Mozart como título. De este modo, se distingue de otros filmes que usan el apellido del compositor para titular. También podría estar incidiendo en la perspectiva del otro protagonista de la película, Salieri.

Soy Nevenka (2024) no es solamente una manera de transmitir que se trata parte de lo que le sucedió a esa persona real: en la película ella le dice esta expresión para pedir respeto, pese al miedo, a quien la está llamando con otro nombre, un hipocorístico que no tiene derecho a emplear.

Si un personaje tiene varias vidas, esto puede transmitirse con sus nombres y el título de la obra puede reflejar esta situación. Un caso es United States of Tara (2009-2011), que aborda el trastorno de identidad disociativo de una mujer. Por otro lado, la película Martha Marcy May Marlene (2011) cuenta cómo se siente una joven después de dejar una secta. Atención: ¡espóiler! Su verdadero nombre es Martha, en la secta la llamaban Marcy May y, cuando alguien telefoneaba a la vivienda de la secta, todas las mujeres decían llamarse Marlene.


Cada creador asignará al título de una serie o largometraje ciertos objetivos. Mientras algunos impulsores querrán que el público sepa exactamente qué tipo de ficción están a punto de empezar, otros preferirán que no se adelante demasiado. En cualquier caso, una meta usual es despertar las ganas de ver la obra.

* * * Artículo escrito por Paula Maregal en .